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Ajuste cultural, pensamiento colectivo. Mejor es un pensador original.
Por Juan Ricardo Leyva
Última actualización en 29 noviembre 2017
Por Page Grossman
¿Qué y quiénes son los pensadores originales?
Probablemente piensen en esos “éxitos que aparecieron de la noche a la mañana” o en personas que crean un producto que todos quieren usar. Desde la imprenta, la bombilla de luz eléctrica y la plomería moderna, hasta el smartphone y Facebook, cada uno de estos inventos cambió nuestras vidas totalmente. Y a alguien se le ocurrió la idea original. O eso dice la historia. Una cosa es cierta: todos son pensadores originales.
Entonces, si digo que The Harvard Crimson escribió una historia en 2003 sobre un estudiante que creó una red social (aunque, por supuesto, aún no la llamaban así) para ayudar a sus compañeros a conectarse y compartir ideas entre ellos, ¿en quién pensarían? Bueno, no es quién creen.
Ese artículo de 2003 trató sobre Adam Grant. ¿Quién era su vecino de habitación? Nada menos que Mark Zuckerberg, que llegó a la fama un poco más tarde. Entonces, ¿cómo dos personas dentro del mismo espacio geográfico comienzan a crear el mismo producto y uno se convierte en gerente de una empresa de marketing, mientras que el otro se convierte en un nombre reconocido, multimillonario, activista social y filántropo?
Pensadores originales. No son sólo aquellos a quienes se les ocurre la idea; son quienes no tienen miedo de dar el salto. Son los que traspasan el límite.
“La próxima vez que tengas miedo de compartir tus ideas, recuerda que alguien una vez dijo en una reunión: ‘hagamos una película con un tornado lleno de tiburones’”. — Adam Grant
Dar el salto
Si todos sus amigos saltan de un puente, ¿ustedes también lo harían? Afortunadamente para la mayoría de nosotros, ninguno de nuestros amigos saltó de un puente. Desafortunadamente para nosotros, eso nos convierte en ovejas que se quedan quietas y hacen lo que hacen los demás. Tenemos miedo a saltar, a actuar impulsados por nuestras ideas originales.
No tenemos un problema de creatividad; tenemos un problema cultural. Tenemos un problema a la hora de dar el próximo paso.
Puede que Grant no haya fundado Facebook, pero ahora es el mejor profesor de Wharton, un escritor sobre trabajo y psicología para The New York Times, y autor de Originals: How Nonconformists Rule the World. Adam estudia a las personas que tienen iniciativa en el mundo. Ha aprendido cómo todos podemos ser más como esos pensadores originales que tanto admiramos. Así, también se ha convertido en uno de ellos.
Paso 1: evaluar los riesgos, en lugar de tomarlos
Al contrario de lo que piensa la mayoría de las personas, gran parte de los pensadores originales no toman riesgos; los evalúan. Los pensadores originales no son muy diferentes al resto de nosotros. No quieren fallar, no quieren estar en bancarrota, pero saben que deben actuar impulsados por su idea. Eligen dar el siguiente paso. Eso es lo que los hace diferentes.
Muchas de las personas que consideramos originales, se tomaron el tiempo de evaluar el riesgo y sólo actuaron cuando las probabilidades estaban a su favor. Muchos de los pensadores originales exitosos de hoy comenzaron sus productos y negocios como proyectos paralelos. En lugar de ir a la quiebra, empezaron lentamente. Echemos un vistazo al origen de estos grandes:
Spanx: Sara Blakely se estaba preparando para una fiesta, pero no tenía la ropa interior adecuada para sus pantalones blancos. Entonces, cortó las piernas de un par de medias de modelar. Así nació la idea de Spanx.
Nike: dos hombres, uno un corredor con un MBA, el otro un entrenador de atletismo que quería un mejor calzado para mejorar el rendimiento, se juntaron. El resto es historia.
Google: lo que comenzó como un choque de opiniones diferentes sobre la planificación urbana, terminó siendo una compañía que ha cambiado para siempre la forma en que buscamos y accedemos a la información.
Minecraft: el fundador de Minecraft se inspiró en la pasión por los juegos online y la construcción de un nuevo mundo online: LEGO para el mundo digital.
Ebay: el simple deseo de conectar a los compradores y vendedores online en un mercado seguro y honesto, motivó a este fundador a crear el gigante tecnológico que conocemos hoy.
En Originals, Grant cita un estudio sobre emprendedores que abarca 14 años, en el cual los investigadores trataron de comprender si, para los participantes, era mejor mantener o abandonar sus trabajos diarios. ¿Debería dejarse esa actividad complementaria a un lado o convertirla rápidamente en lo único a lo cual prestarle atención? Los investigadores encontraron que los primeros, aquellos que mantuvieron su trabajo diario, tenían un 33 por ciento menos de probabilidades de fracasar. En lugar de invertir todo, dieron un pequeño paso hacia su sueño.
Para fomentar una cultura de pensamiento original en el lugar de trabajo, primero se debe enseñar a los empleados a evaluar el riesgo. Cuando piensan en una nueva idea, en lugar de descartarla por completo, hay que ayudarlos a evaluar el riesgo. ¿Cómo se puede implementar esa idea al tiempo que se minimizan los riesgos? Así es como deberían pensar los empleados.
Paso 2: evitar el sesgo positivo
Uno de los tantos problemas que enfrentan los pensadores originales es cómo identificar si su idea es buena o no. La persona a la que se le ocurrió la idea no está en una posición sencilla para identificar objetivamente si es buena o no. Y, su círculo inmediato de colegas también está demasiado cerca como para juzgar objetivamente la idea.
La persona a la que se le ocurrió la idea no está en una posición sencilla para identificar objetivamente si es buena o no.
Es necesario apartarse del grupo de colegas para evitar el sesgo positivo.
Al fomentar el pensamiento original en un lugar de trabajo, se necesita dar a los empleados un espacio para poner a prueba sus ideas y recibir comentarios de aquellos que están lo suficientemente lejos como para dar un juicio objetivo.
Seinfeld. Ese faro de la cultura estadounidense y la interacción incómoda casi no llega a las pantallas de televisión. Los ejecutivos de sitcoms la odiaban. El jefe de la emisora dijo: “Se supone que me gustan los personajes, pero los odio a todos. ¿Por qué alguien miraría esto?”.
Afortunadamente, alguien que no era parte de la oficina encargada de las sitcoms la salvó del ostracismo. Este programa, que rompió todas las normas de las sitcoms, hizo reír a las personas y llegó a ser uno de los programas de televisión más influyentes de todos. Hasta el día de hoy, nos referimos a double-dipping y sponge-worthy como si siempre hubieran sido parte de nuestro vocabulario.
Es fácil preguntarse cómo algo tan influyente para nuestra cultura pudo haber sido considerado una mala idea. Eso es pensamiento original. Alguien ve el potencial de éxito, incluso cuando aquellos que se creen más capacitados piensan que está condenado al fracaso.
Buscar opiniones externas puede ayudar a los pensadores originales a evaluar el riesgo de fracaso y evitar el sesgo positivo de su propio pensamiento.
Paso 3: hacer que lo desconocido se vuelva conocido
A menudo, el aspecto más difícil del pensamiento original es lograr que las personas acepten una idea nueva. A nadie le gusta el cambio y lo desconocido suele ser incómodo.
Por eso, es necesario hacer que lo desconocido se vuelva conocido.
Encuentren una manera de relacionar su idea original con una idea anterior, con algo que ya existe, para que parezca familiar. Descubran las conexiones entre su nueva idea y algo que es anterior.
Disney no siempre se trató de películas exitosas. Cuando Disney decidió escribir historias originales para sus películas, en lugar de basarse en cuentos de hadas, lo que siguió fue un enorme fracaso. Hasta que lo relacionaron con Hamlet. Así, hicieron que lo desconocido se vuelva conocido.
¿Cuál fue esa película? El Rey León.
Encuentren paralelismos con su idea original y, tal vez, se vuelva sea más aceptable para aquellos que no logran entenderla.
Paso 4: conocer y aceptar las debilidades
¿Cómo reaccionaría si un candidato se presenta a una entrevista de trabajo y menciona sus debilidades? ¿O si reciben un currículum con una sección que enumera las debilidades de un candidato?
Este paso impactante no sólo sorprende a los reclutadores, sino que es efectivo. Una persona tiene un 30 por ciento más de posibilidades de ser contratada cuando enumera sus debilidades. Y no estamos hablando de esa falsa modestia de alguien que dice “soy demasiado perfeccionista”. Hablamos de debilidades honestas y pensadas.
Una persona tiene un 30 por ciento más de posibilidades de ser contratada cuando enumera sus debilidades. Y no estamos hablando de esa falsa modestia de alguien que dice “soy demasiado perfeccionista”. Hablamos de debilidades honestas y pensadas.
“Esta es la razón por la que no estoy calificado para este trabajo, están son mis debilidades, y ese es el motivo por el cual deben contratarme”.
Esta táctica funciona bien a la hora de exponer las ideas. La próxima vez que sus empleados tengan que presentar sus ideas, pídales también que presenten los aspectos negativos. Cuando uno da el ejemplo y muestra sus defectos, a los demás les resulta más difícil pensar en otros inconvenientes.
Paso 5: crear un espacio para el diálogo abierto
Al intentar crear una cultura de pensamiento original en el lugar de trabajo, una de las cosas más importantes que deben cultivar es un espacio para el diálogo abierto. Sus empleados deben sentirse cómodos planteando preguntas y señalando problemas.
Esto no significa querer que los empleados se quejen de lo que no funciona, sino que planteen problemas de manera constructiva.
Pensemos en Warby Parker. La compañía mantiene un registro de problemas existentes. Cualquier empleado puede publicar problemas y, también, trabajar para resolverlos. Esto permite que cada empleado haga su aporte al éxito general de la compañía.
Esto no sólo alienta una cultura de pensadores originales, sino también de empleados leales y comprometidos.
El diálogo abierto también ayuda a combatir el pensamiento colectivo, que es el mayor asesino del pensamiento original. Y la cultura de la empresa en sí misma es una forma de pensamiento colectivo. Si todos son iguales, nadie es un pensador original y nadie desafía el status quo.
Paso 6: atenuar la pasión a través de la claridad
A la hora de presentar una idea nueva o un pensamiento original, es importante evitar la pasión. La pasión por una idea puede nublar nuestra capacidad de ver claramente.
Es importante clasificar las ideas para atenuar la pasión a través de la claridad. Una vez clasificadas, hay que deshacerse de la primera. Demasiada pasión impide ver claramente.
La segunda idea favorita aún mantiene la pasión, pero no tanto como para no ver sus defectos. Esa es la idea original que debería ser puesta en práctica.
Paso 7: Jugar a matar a la empresa
Un gran juego que Grant recomienda es “matar a la empresa”.
Pregúntense unos a otros: “¿Cuáles son todas las formas en que nuestro competidor podría destruir a nuestra empresa?”.
Esto ayuda a identificar sus debilidades antes que sus competidores lo hagan y a tomar medidas para solucionarlas antes de que puedan volverse una realidad.
Sólo los pensadores originales pueden abordar la cuestión con suficiente previsión para jugar este juego. Es necesario dar un paso atrás y examinar las debilidades propias para que los empleados aprendan también a dar un paso atrás y ver sus propias debilidades.
Paso 8: contratar pensadores originales
Con todo, la mejor manera de crear una cultura de pensamiento original en el lugar de trabajo es la contratación de pensadores originales. Y eso probablemente significa cambiar sus prácticas de contratación.
Antes de contratar a una persona para un puesto, es necesario evaluar una y otra vez qué habilidades se necesitan para ese trabajo. A medida que cambia la tecnología, también cambian los empleos, los roles y las habilidades necesarias. No hay que confiar en datos viejos.
Se debe ir tras el potencial. En lugar de buscar al candidato con la formación, los antecedentes y la experiencia adecuados, hay que buscar a la persona con el mayor potencial para crecer en el puesto.
No es una idea nueva, y Grant hace esa salvedad, pero la mayoría quiere asegurarse de que está contratando a personas que se ajustan a la cultura de la empresa. Los estudios que siguen a las startups han descubierto que contratar a una persona que se ajusta a esa cultura hace que una empresa sea muy exitosa. Pero, una vez que la empresa se hace pública, su crecimiento se estanca. Esas startups crecen más despacio una vez que salen a la bolsa. ¿Por qué? El ajuste cultural, también conocido como pensamiento colectivo, las está limitando.
El ajuste cultural es sinónimo de pensamiento colectivo.
Para combatir el pensamiento colectivo, debemos hacer que el pensamiento original sea parte de la cultura de la empresa.
Page Grossman se inició como emprendedora a la edad de 22 años, al darse cuenta de que no quería estar encerrada en un cubículo. Con un título en periodismo, algo de dinero en una cuenta de ahorros y espíritu de millennial, Page fundó su propio negocio de redacción independiente. Page escribe sobre cómo crear un estilo de vida intencional a través de los viajes, las finanzas, los emprendimientos, la salud, el ejercicio y la nutrición. Dependiendo del día, es posible encontrarla escribiendo para varios blogs, lidiando con el SEO, investigando preguntas de gramática, desterrando el Lorem Ipsum, adoptando gatitos o viajando por el mundo en Instagram